La Educación Socioemocional como Catalizador del Cambio

El interés por los aspectos sociales y emocionales del aprendizaje es algo que ha tomado gran relevancia en los últimos años a gran número de expertos en pedagogía y educación. 

Esto ha llevado a construir, dada su naturaleza, uno de los nuevos pilares de la educación básica en los centros escolares de nuestro país, que se enfoca en el desarrollo de aprendizajes clave, es decir, aquellos que permiten aprender constantemente y contribuyen al desarrollo integral del individuo. 

El componente esencial de esto se orienta al fortalecimiento de las Habilidades Socioemocionales y el desarrollo de proyectos de vida que les permitan a las personas ser felices, tener determinación, ser perseverantes y resilientes, es decir, que puedan enfrentar y adaptarse a nuevas situaciones y ser creativos. Se busca que las personas, desde los primeros aprendizajes, reconozcan su propia valía, aprendan a respetarse a sí mismos y a los demás, a expresar y autorregular sus emociones, a establecer y respetar acuerdos y reglas, así como a manejar y resolver conflictos de manera asertiva. Es por eso por lo que la Educación Socioemocional, cobra relevancia y representa una gran oportunidad para mejorar el presente y el futuro de nuestra sociedad en todos los segmentos. 

La Educación Socioemocional, podría definirse como un proceso de aprendizaje a través del cual los niños y adolescentes trabajan e integran en su vida los conceptos, valores, actitudes y habilidades que les permiten comprender y manejar sus emociones, construir una identidad personal, mostrar atención y cuidado hacia los demás, colaborar, establecer relaciones positivas, tomar decisiones responsables y aprender a manejar situaciones retadoras, de manera constructiva y ética.

Tiene como propósito que desarrollen y pongan en práctica herramientas fundamentales para generar un sentido de bienestar consigo mismos y hacia los demás, mediante experiencias, prácticas y rutinas asociadas a las actividades escolares; que comprendan y aprendan a lidiar de forma satisfactoria con los estados emocionales impulsivos o aflictivos, y que logren que su vida emocional y sus relaciones interpersonales sean una fuente de motivación y aprendizaje para alcanzar metas sustantivas y constructivas en la vida.

En síntesis, la Educación Socioemocional propone cinco dimensiones que, en conjunto, guían el enfoque pedagógico y las interacciones educativas integralmente.

Se considera que estas dimensiones dinamizan las interacciones entre los planos individual o personal y lo social-ambiental, creando la posibilidad de aprender a ser, aprender a hacer, aprender a aprender y aprender a convivir.

Damos por supuesto que, como adultos, hemos desarrollado de manera natural estos elementos, aún y cuando pertenezcamos a generaciones anteriores a este nuevo modelo educativo, por lo que consideramos oportuno trasladarlo al ambiente laboral con el objetivo de unificar y actualizar cada una de estas dimensiones, manteniendo su esencia.

Las cinco dimensiones se cultivan mediante el desarrollo de las habilidades específicas que las componen, las cuales tienen diferentes indicadores de logro y podemos identificar de manera objetiva el estatus que guardan en cada persona.

Al identificar los aspectos cognitivos, las emociones, y las conductas que promueven el bienestar individual y social, las personas pueden generar un sentido de dirección que les permita convertirse en ciudadanos conscientes y en agentes de cambio positivos.

Sin duda, la Educación Socioemocional, constituye un factor que contribuye de manera integral en la búsqueda de una mejor calidad de vida para toda la sociedad.

Para su desarrollo y mantenimiento, los autores han diseñado un Programa en Educación Socioemocional, registrado ante la SEP y el INDAUTOR (Registro Público de Derechos de Autor) con el número: 03 – 2018 – 121815405300 – 01, orientado a toda persona interesada en conocer estos componentes clave y capitalizar sus habilidades.

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